Soy un enamorado de estos carteles que cuelgan a veces de alguna tienda o establecimiento. Desde una escapadita a fumarse un piti hasta tirar una bomba de humo y no aparecer nunca más; ese “Vuelvo en 5 minutos” puede durar lo que uno quiera…
Y eso es justamente lo que voy a hacer. Toca desconectar para conectar, del todo, no como esa gente que no para de subir fotos a las Redes Sociales de “su desconexión”. Poco habrán desconectado si están pensando en capturar el momento para subirlo en cuanto tengan wifi.
Ayer, escuché en la radio un anuncio de una agencia de viajes en el que decían algo así como :”Por 2000 Euros no encontrarás un mejor sitio para pasar las vacaciones Y DECIR QUE HAS ESTADO AHÍ“. Y es que vivimos en una sociedad en la que es más importante contarlo que vivirlo. Ya no nos guardamos nada para nuestra vida privada. Ya no retenemos los recuerdos en nuestras retinas si no en las galerías de fotos de nuestros teléfonos móviles (fotos que quedarán en el olvido dentro de unos años o que desaparecerán cuando cambiemos de terminal).
Narramos nuestras vacaciones prácticamente al minuto y estamos más pendientes de hacer una buena foto que quede bien para subir a Instagram que de disfrutar el momento. Foto que para nada refleja la realidad de la escena, si no que la “maquillamos” a nuestro antojo.
No todo es tan bonito como pretendemos hacer creer
Los seguidores (o followers, que en inglés todo queda mejor) se han convertido en una cuestión de estatus y todo (o casi todo) sirve para hacer crecer el numerito. Sorteos, descuentos o cursos gratuitos con las repuestas incluidas ¿De verdad alguien piensa que eso se hace por querer aportar contenido de valor? ¿O se hace para conseguir más seguidores y darle brillo al ego? Vivimos rodeados de “Influencers” por encima de nuestras posibilidades.
Nadie es mejor que nadie por tener más seguidores en RRSS, ni nadie es experto en algo sólo por tener muchos followers.
Alimentamos nuestro ego a base de likes
Todo el mundo sabe que soy un enamorado de las Redes Sociales y gracias a ellas he conocido a gente maravillosa, pero últimamente estoy viendo más contras que pros. Ofendiditos, postureo y muy poca chicha. Me da la sensación que pierdo el tiempo más de lo que lo estoy aprovechando y….EL TIEMPO ES LO ÚNICO QUE NO SE RECUPERA.
Esta frase es una especie de mantra que repito a menudo. Seguramente, si me quedara una semana de vida trataría de aprovecharla al máximo, estar con los míos y disfrutar de los pequeños detalles de la vida. Plantéate esta cuestión y trata de hacer lo mismo que si te quedara una semana de vida porque ¿Quién sabe…?
Hay temporadas que lo ves todo negro, supongo que necesito unas vacaciones porque esto, al contrario de lo que piense la gente, también cansa… y mucho.
No se el número de visitas de este post, ni me importa. Este es uno de esas entradas que yo llamo “de desahogo”, de las que necesitas escribir.
Ahora toca hacer deporte, tomar unas cañas, levantar la vista de la pantalla del móvil, planificar las vacaciones (de las cuales no pienso contar ni mu ?), leer, estar con los míos y coger fuerzas para los compromisos de otoño. Si alguien quiere algo de mi, sabrá dónde encontrarme. Así que, nos leemos a la vuelta…dentro de 5 minutos.
Vuelvo en 5 minutos…
PD: Releyendo el post parece que esté de bajón. Nada más lejos de la realidad…AL LIOOOOOO
Si escribes porque escribes, si respiras porque respiras y si te gustan las manzanas, porque no te gustan las peras. Seguro que los has visto en el anuncio de Campofrío tirando huevos contra el cristal del escaparate… Ellos son… “los ofendiditos”.
Hoy, a colación de un tuit de Eduardo Tornos (@etornosinza), he decidido recuperar un post que escribí en pleno calentón y que dejé reposando un tiempo, como está mandado.
Nada que escribas en un ataque de rabia/enfado/ira puede acabar bien. Este es el tuit en cuestión que me ha hecho recuperar esta entrada. He corregido algunos términos que usé en su día y que hoy, tras un tiempo de reflexión he visto que eran fruto del calentón ?
Con algunos en #Twitter es imposible acertar ?…
Todo el día #ofendiditos…
Si compartes, postureas
Si aportas, postureas
Si destacas, postureas
Si conversas, postureas
Si innovas, postureas
Si juegas, postureas
Y si te callas
…
¡Postureas! pic.twitter.com/j5ObAwOC2a
Cada vez son más visibles y notorios en Redes Sociales (RRSS). Gente que se ofende por cualquier cosa y aprovecha cualquier mínima ocasión para demostrarlo. Algunos de ellos son simples trolls que si te paseas por su perfil ves que está plagado de insultos y menosprecios con la única intención de adquirir notoriedad y de paso fastidiar al otro (o trollear como dicen los millenials). En este caso, el tratamiento está claro, no contestar y bloquear.
Pero, en la jungla de internet, hay otro tipo de personas que hacen más daño todavía y que se están convirtiendo en un auténtico cáncer para las Redes Sociales…los ofendiditos.
Si publicas un post, en cualquier red social, tal vez le guste a 100 personas y le ofenda a 2, pero esas 2 personas que se han sentido ofendidas hacen que, sin quererlo te sientas mal por ello.
No sabes muy bien porque, pero te acaba afectando. No te alegras por la gente que le ha gustado sino que te apena el poder haber ofendido a alguien. Los aspectos negativos pueden más que los positivos. Esto hace que a la próxima publicación trates de medir tus palabras y así sucesivamente con el resto de publicaciones hasta que llega un momento que no sabes qué coj… hacer para que nadie se ofenda.
La libertad de expresión se vende cara en nuestra sociedad. Raperos condenados a prisión por la letra de una canción (en los años 80, el 90% de los cantantes punk hubieran ido al trullo). Titiriteros que van a prisión por una obra con marionetas y lo que nos queda por ver. Esto tiene mala pinta, el gran hermano de George Orwell está más cerca de lo que creemos.
Una cosa es lo que “yo escriba” y otra “lo que tú entiendas”.
Es fácil malinterpretar un mensaje escrito. No hay entonación, no vemos a nuestro interlocutor y no podemos captar ciertos matices. Pero… ¿qué hacemos cuando malinterpretamos un mensaje? Nos ofendemos. Como cuando estamos conduciendo.
Nuestra actitud en Redes Sociales es la misma que cuando vamos conduciendo pero sin sacar el dedo corazón por la ventanilla. “Mira ese gilipollas, no ha puesto el intermitente” “Será imbécil, menudo frenazo ha pegado”. Eso sí, cuando lo hacemos nosotros… la cosa cambia.
A parte de esto, en RRSS sucede lo mismo que en las salas de espera, que es lo que yo llamo el efecto “Antorchas de los Simpson”. Cuando se juntan varias personas a las que algo les molesta, el saber que alguien te apoya en esto hace que tu nivel de ofensa crezca exponencialmente. Que es lo que pasa en los Simpsons cuando todo el pueblo provisto de antorchas se dirige hacia algún sitio.
Efecto Antorchas de los Simpsons
Ofendiditos, iros a la mierda freír espárragos.
Si te ha molestado que escribiera “iros” en lugar de “idos” o que haya utilizado un lenguaje soez:
Eres un ofendidito, así que ya sabes dónde te puedes ir…
Una cosa es debatir porque pensamos de forma distinta, que al fin y al cabo es uno de los aspectos más enriquecedores de las Redes Sociales. Del debate nacen nuevas ideas y eso hace que todos ganemos. Eso sí, en un debate sano, sin faltar al respeto y respetando a los otros. Pero otra cosa es que estamos llegando a un punto en que todo nos molesta, bueno, todo no, sólo lo de los demás, que nosotros lo hacemos todo bien.
Es gota malaya de los ofendiditos va horadando la roca hasta que hace que la gente deje de publicar, se abra cuentas anónimas para poder ser libre ala hora de expresarse o abandone las Redes Sociales.
Llega un momento que se te hinchan las pelotas y dices “Basta Ya”, y eso, más o menos es lo que me ha pasado a mi hoy (en realidad ya hace un tiempo de esto, recuerda que dejé reposar el post). Hoy ha caído la gota que ha colmado el vaso de la paciencia y que ha hecho que me decidiera a escribir este “post de calentón total”. Seguro que tú también lo has sufrido (y por desgracia lo sufrirás en el futuro) alguna vez.
Ojo, que no estoy diciendo que no nos podamos ofender por cosas que claman al cielo, ni que todos debamos pensar igual. Eso no es ser un ofendidito. El ofendidito de libro es el que se ofende por “chuminadas” y ese es el que hace daño de verdad…
He de decir que este es un post de los que necesitas escribir porque los dedos echan fuego, de los que tal vez, en frío te arrepientas y acabes no publicando (no sea que alguien se ofenda) y de los que no repasas ni la ortografía. Al final lo he publicado cambiando ciertas cosas (y corrigiendo la ortografía, of course).
A ver si en un futuro no muy lejano se encuentra algún tipo de quimioterapia 2.0 contra este cáncer que poco a poco está acabando con la esencia de las RRSS, que son los ofendiditos y evitamos que muera la libertad de expresión en nuestra sociedad y en las RRSS.
Después de unas semanas de inactividad (por culpa obligaciones laborales y de adaptar la web a las exigencias del dichoso RGPD) volvemos al ataque con las pilas cargadas a tope. Así que… AL LÍOOOO
En la actualidad no existe un ranking para decidir cuál es la mejor enfermera del mundo. Pero si existiera, tú y yo sabríamos quién ocuparía el primer lugar…
Llega Septiembre, la vuelta al cole, matrícula al gimansio y los coleccionables de Planeta de Agostini. Pero este mes, suele ser para mí, el inicio de las vacaciones.
Esta mañana, como cada día, me he puesto mi casco, mi equipo de ciclismo, he cogido la bici y he salido a la carretera a hacer algo de deporte. No soy un profesional del ciclismo, pero como miles de personas en España, me gusta el deporte. Y es que a parte de la Enfermería, el deporte es otra de mis pasiones.
Cada día que sales a la carretera, no sabes si volverás y no, no es exagerado lo que te cuento. Intentas ir por rutas que sabes que no están muy concurridas por los coches, respetas los semáforos, pasos de cebra, stops, etc… pero aún así pones tu vida en peligro día sí y día también y te preguntas: “¿Para qué? Si yo no vivo de esto…” Siempre hay algún insensato/a al volante dispuesto a hacerte pasar un mal rato (en el mejor de los casos) debido a sus imprudencias.
Estamos hartos de oír en los medios de comunicación noticias sobre ciclistas atropellados. Esta semana una chica atropelló a un grupo de ciclista y arrancó de cuajo la vida de 3 de ellos, destrozando las existencias de todos sus conocidos.
Algo está fallando en esta sociedad. Al igual que pasa con los mensajes que lanzamos sobre promoción de la Salud, algo sucede para que no calen. La DGT dice que endurecerá los controles de alcoholemia y de velocidad en carreteras secundarias para tratar de proteger a los ciclistas ¿o era para recaudar más dinero en el mermado erario público?
Algo pasa, algo falla cuando no somos capaces de hacer un mensaje atractivo y que cale en el resto de población. Mucho tendríamos que aprender del Rubius y otros influencers que son capaces de captar la atención de un gran número de personas. Ya se habló de este tema en el blog Nuestra Enfermería.
Cada día que salgo con la bicicleta calculo de media unas 3 o 4 situaciones en las que se roza la tragedia. Hoy han sido:
Un coche me adelanta a menos de un metro yendo a bastante velocidad en una carretera amplia y con buena visibilidad.
Una conductora casi me atropella en una rotonda. Iba con un niño pequeño en la parte de atrás, la “L” de conductor novel y hablando con el móvil el cual llevaba sujeto entre el hombro y la cabeza.
No, hoy no he muerto en la carretera, pero cualquier día me puede tocar a mí, o a ti.
Como dice Valentí San Juan en el siguiente vídeo, soy ciclista, así que por favor, si algún día nos cruzamos por la carretera, yo voy en bicicleta y tú, conduciendo tu coche…ayúdame a seguir vivo. Gracias.